Mi amigo José Luis Rendueles me había hablado bien de esta autora y, cuando vi L'home les caparines en la Feria del Libro de Gijón, sabiendo además que lo iba a presentar en el Festival Celsius, no me lo pensé dos veces.

Aparte de la recomendación de José Luis no tenía más datos sobre el libro (y pocos sobre la autora), lo cual en realidad era perfecto, porque me enfrentaba a la historia sin más expectativas que leer algo que me gustase. Que parece una tontería, pero no lo es.

Debo decir que no las ha defraudado. Blanca Fernández narra una historia que en apariencia no puede ser más sencilla, hasta que nos damos cuenta de que lo que parece la historia principal es en realidad el contenedor de otra, que a su vez contiene otra que, en una pirueta muy bien llevada, remite de nuevo a la historia principal. Podríamos calificar la historia como una suerte de «matrioska recursiva», en el sentido de que, cuando creemos estar sacando la última muñeca nos encontramos de vuelta en la primera.

Narrada con soltura y con sencillez, la autora nos mete poco a poco en el universo que ha creado y va soltando pequeñas dosis de fantasía que irrumpen en la realidad como si fuera inevitable. Cuando se alcanza la conclusión del relato, este sucede de forma natural.

Mi único pero es que sus sesenta y siete páginas me han sabido a poco y me ha dejado con ganas de más. Lo que, en realidad, no tiene nada de malo, sino todo lo contrario.

Desde luego, Blanca Fernández ya tiene aquí un lector para lo próximo que escriba, sin la menor duda.