Fort Paniceiros

 

Editor: Radagast

Año de publicación: 2022

Tipo: Novela corta, 96 páginas

Género: Western


Como ya he dicho en otras ocasiones, una de las mayores alegrías que me he llevado en los últimos tres años ha sido la constatación de que aquí mismo, en Asturias, en casita como si dijéramos, hay un montón de personas con ganas de abrirse paso como escritores y con una querencia evidente por el fantástico. Que, además, una parte importante de esa literatura se escriba en asturiano ha sido una grata sorpresa. Y si añadimos que unos cuantos de esos autores sienten una clara querencia por el pulp, ya casi estoy en éxtasis.

Iba a escribir en la frase anterior «unos cuantos de estos jóvenes autores», pero lo cierto es que el autor de Fort Paniceiros, la novela que pretendo reseñar en estas líneas no es precisamente ningún jovenzuelo. Me saca un lustro y digamos que mis años mozos están a varias décadas de distancia.

Precisamente por eso resulta incluso más refrescante ver el desparpajo, la falta completa de vergüenza y las ganas de jugar con los clichés más montunos del western pulp que demuestra Casimiro Fernández en esta novela.

Toda el libro transcurre por los más rancios clichés que Marcial Lafuente Estefanía (no lo olvidemos, el autor español más vendido del siglo XX) perpetuó una y otra vez en sus novelitas de a duro: el pueblo del oeste en manos de un cacique, el forastero arrogante que llega y se pone a repartir estopa, la bella del pueblo que inmediatamente se siente atraída por el forastero y lo ayuda, las peleas, los duelos, los diálogos de gallos en celo a ver quien despliega más plumaje... y por supuesto, los peacemaker cantando su canción de muerte.

Bueno, y los concursos a ver quién hace la mejor fabada del condado, por supuesto, algo que no creo que Estefanía haya incluido nunca en sus novelas. Aunque fue tan prolífico que igual sí, nunca se sabe.

La peripecia, el cliché, los arquetipos, están pasados por un tamiz socarrón, lleno de humor y desenfado, de puro gamberrismo que hace que leer esta novela sea enormemente divertido. No solo se devora en un plisplás (y no tiene nada que ver con su longitud, he leído novelas de 90 páginas a las que les sobraban 80, justo lo contrario de lo que pasa aquí) sino que uno se pasa todo el rato con la sonrisa asomándole al rostro y está más de una vez al borde de la risa.

Parodia, revisitación posmoderna del western pulp, homenaje con cachondeo, que cada uno decida cómo define Fort Paniceiros. Para mí es una novela endiabladamente entretenida y muy divertida.

Justo lo contrario de lo que debe ser la literatura, como le oí decir hace unos cuantos años a cierto autor asturiano entonces en alza y gran consideración crítica (de esos que tienen como Santísima Trinidad a Onetti, Faulkner y Benet y que están convencidos de que sus excrecencias literarias, al contrario que las de los demás, no huelen). Afirmaba este individuo que la literatura no debía entretener; para eso, añadía con desprecio, prepotencia bastante esnobismo, ya estaba la televisión.

Según eso, Fort Paniceiros no es literatura, porque es entretenida de narices.

Por suerte para todos los que la hemos leído y disfrutado.