Tinker, Taylor, Soldier, Spy

 

Creador: John Irving

En la colección:

En la serie: George Smiley

Tipo: Serie TV

Género: Espías


John le Carré es uno de esos pocos afortunados escritores que han tenido suerte casi siempre con las adaptaciones de su obra a la gran pantalla. Películas como El espía que surgió del frío, La chica del tambor o La casa Rusia son traslaciones, en general (y especialmente la primera) bastante afortunadas.

Sin embargo, no es en el cine sino en la televisión donde Le Carré ha podido ver traducida su obra con una fidelidad pasmosa, no sólo gracias a un guión sólido y bien construido y una dirección adecuada, sino al enorme acierto que supuso contar con Alec Guinnes para interpretar a ese anti-Bond que es George Smiley. No olvidemos, por otra parte, que las novelas de Le Carré suelen tener un desarrollo lento y paulatino (con ese gradual desentrañamiento del pasado oculto y, a menudo, negado que es una de sus principales marcas de fábrica) que funciona mucho mejor en el entorno de una serie de varios episodios que en una película, donde necesariamente hay que sacrificar elementos importantes de la trama en función del metraje.

La BBC realizó en 1979 una serie basada en una de sus obras más famosas, conocida en nuestro país como El topo pero cuyo título original remite a una rima tradicional inglesa (Tinker, tailor, soldier, spy, / richman, poorman, beggarman, thief) que, curiosamente, es la misma que Irwin Shaw utilizaría para dar título a su novela Hombre rico, hombre pobre (y a su secuela, aquí traducida —horripilantemente— como Hombre mendigo, hombre ladrón).

La serie adapta, como he dicho, con fidelidad en ritmo, en ambiente y en atmósfera la novela en la que está basada y Alec Guinness se convierte para el público en la encarnación misma de George Smiley, hasta el punto de que uno no puede por menos de preguntarse si Le Carré no tendría en mente al actor cuando escribía sus novelas de espías. De hecho, cuando se estaba rodando la serie, el autor inglés estaba iniciando el primer borrador de lo que luego sería La gente de Smiley y, al ver las pruebas de Guinness en la pantalla, el modo en que hacía suyo el personaje, modificó lo que escribía para que su criatura literaria se pareciera más aún a lo que Guinness estaba haciendo. De ese modo, lo escrito y lo audiovisual terminaron influyéndose mutuamente hasta el extremo de que podemos afirmar que el último Smiley (el que protagoniza La gente de Smiley y aparece a lo largo de todo El peregrino secreto) es tanto creación de Le Carré como de Guinness. De hecho, el escritor dedicaría «con afecto y gratitud» al famoso actor su último libro sobre el desengañado espía.

El resto del reparto es más que adecuado para los papeles elegidos, destacando con claridad entre todos ellos los actores que encarnan a Toby Sterhase, Bill Haydon y, sobre todo, Ann, la eternamente infiel esposa de Smiley, la «única ilusión de un hombre sin ilusiones», tal como es descrita en la novela. Ann está interpretada por Sian Phillips (a la que muchos recordarán como la Livia de Yo, Claudio) y su aparición en la serie no pasa de una breve secuencia hacia el final, lo que no la impide hacerse con el contradictorio personaje que interpreta (incapaz de ser fiel a George, pero incapaz también de estar sin él) sin mayores problemas.

Como anécdota comentar la breve intervención de Patrick Stewart (el capitán Picard de Star Trek o, más recientemente, el profesor Xavier en X-Men) en un papel carente de diálogo que volverá a repetir en la serie siguiente. Aunque su aparición en la pantalla es mínima y, como hemos dicho, no tiene ni una línea de diálogo en ninguna de las dos series, el personaje (Karla) es el detonante de ambas, ya que en un caso es el hombre tras el que está el topo de los servicios secretos británicos y en el otro es el enemigo siempre entrevisto en la sombra.

El topo (en la que, sin embargo, no puedo pensar más que como Calderero, sastre, soldado, espía) es la primera parte de una trilogía que narra el enfrentamiento entre Smiley y su némesis soviética, Karla, el enigmático e inatacable director del decimotercer directorio del Centro de Moscú. La siguiente novela (que cuenta la reconstrucción del servicio de espionaje inglés tras el descubrimiento del topo soviético) sería El honorable colegial, y la trilogía se cerraría con La gente de Smiley, donde el inglés consigue por fin derrotar a su enemigo, pero a costa de volverse como él.